El ser humano suele ver la vida tan simple, que muchas veces se la complica, por la falsa creencia de que "Lo que se pone difícil en la vida, no es para uno", y en medio de un fracaso en vez de apoderarnos de la situación, lo que hacemos es renunciar a algo que posiblemente con empeño y dedicación hubiera pasado de sueño a realidad.
El fracaso tiene el poder de intimidar a las personas y hacer con ellas lo que quiera, por la simple razón de que ante el fracaso nos sentimos derrotados, poniéndolo por encima de nosotros mismos; permitiendo que el fracaso se haga dueño de nuestras emociones. Aun queriendo salir adelante un fracaso puede empeorar la situación por miedo a caer en otro fracaso nuevamente, se debe acoger el fracaso como una posibilidad que no se pudo dar, pero no por eso el camino se cierra, porque de oportunidades esta lleno el mundo y de los sabios esta persistir ante cualquier situación que se nos presente o que nos haga sentir fracasados, para obtener los resultados esperados.
Los fracasos son para aprender de ellos, de nada sirve fracasar y volver a intentarlo cuando se desconoce la causa. Un fracaso no significa la perdida total, sino una perdida parcial, que al pasar los días puede que ese fracaso nos sirva como nuevas enseñanzas en la vida, y estas a su vez, nos guíen para alcanzar el éxito pero, ¿Cómo darse cuenta de que ese fracaso es señal de que debemos o no seguir luchando por eso, a pesar de fracasar? La respuesta a esa pregunta es fácil, si tu deseo es conseguir algo que anhelas de todo corazón, pero siempre en el intento fracasas ¿Por qué no seguir luchando, si de todos modos no perderás nada? El problema es que muchas veces un fracaso mata el deseo de seguir intentando algo que queremos, es por esa razón que hay que estar seguro de lo que realmente queremos lograr, porque a lo que hoy le llamas fracaso mañana puede convertirse en victoria. Cuando realmente quieres lograr algo y te sientes seguro contigo mismo a pesar de fracasar, eso es igual a un éxito seguro.
Victoria Ramírez.
